Abejarock: ¿una quimera?
La realización de un festival de rock en Béjar por un grupo de jóvenes constituidos en asociación cultural podría ser irrelevante, pero el ejemplo que están dando es alentador. A veces nos parece que las respuestas a los problemas sociales tendremos que encontrarlas por fuerza en el espacio político y que todo parte de éste. Nunca a la inversa. También a veces, ignoramos, o nos hacemos los que ignoramos, que la juventud es futuro y también presente.
El objetivo de que la ciudad tenga un festival anual de música rock y que atraiga a jóvenes de todo el país es algo interesante, que otras poblaciones vecinas como Casar de Palomero, en Extremadura, han acogido con satisfacción. No es menos cierto que Béjar tendría un par de días fuera de lo común y que podría entrar en la geografía de los pueblos alegres.
Entre los propósitos de la asociación no sólo figura traernos una muestra de rock y un ejército de jóvenes acampado en el campo de fútbol; Abejarock se propone donar el ciento por ciento de las utilidades del festival a una causa solidaria como la del pueblo Saharaui. Sólo por esto habría que apoyarlos; porque dice a las claras que nuestros jóvenes tienen valores que no siempre logramos apreciar. No ayudarlos en un empeño en el que están poniendo alma, corazón y vida, sería la incongruencia de contar con ellos en teoría y negarlos en la práctica.
De hecho, han tenido una respuesta positiva del Ayuntamiento y en particular del alcalde Cipriano González, quien preside la asociación bejarana de solidaridad con los saharauis. Han logrado modestos donativos de algunos pequeños empresarios locales y están reuniendo fondos con los conciertos que grupos de rock de todo el país realizan de manera gratuita en la discoteca Artenoise todas las semanas. No se cansan. Venden camisetas y gestionan fuera de Béjar el patrocinio de importantes empresas.
En fin, creo que esos chicos merecen conseguirlo y contar con el respaldo de los bejaranos, sus instituciones y empresas. Por esta vez podríamos saltarnos la crisis económica y proporcionales la grata buena nueva de que estamos con ellos.